Señor intendente, Leonardo Boto Alvarez
Representantes legales: Matías Fernández y Claudia Arana
Director, Fernando Gutiérrez
Néstor Miguéliz, profesor, a quien tengo el gusto de haber conocido hace muchos años y quien fue que nos contactó
Personal docente y no-docente del Instituto
Estudiantes del Instituto
Queridos familiares y amigos
Público en general
Les agradezco la invitación a decir unas palabras en esta celebración de los 35 años del Instituto que coinciden con los 100 años del nacimiento de Emilio Fermín Mignone. Es un honor para mí y para mi familia esta invitación. Mi hermana Mercedes está acá presente, así como muchos de mis familiares y amigos. Mi hermana Isabel y hermano Fernando, quienes no están presentes, envían también sus agradecimientos.
Quiero en primer lugar felicitar a los directivos, docentes, no-docentes y estudiantes del Instituto Mignone, así como a la Municipalidad de Luján, por los 35 años del del Instituto.
Se me ha pedido una temática testimonial sobre Mignone. Trataré entonces de abordar algunos de sus aspectos como padre, como educador, y como dirigente de derechos humanos.
Cuando Mignone estaba ya grave en 1998, sabiendo que le quedaba poco tiempo de vida, Mario del Carril le hace saber su intención de escribir su biografía. Mignone le contestó diciéndole que si lo hacía se comprometiera a escribirlo bajo tres condiciones: independencia de criterio, integridad intelectual, y amplitud. Quizá esos criterios que planteó también resuman cómo llevó adelante su vida.
Haré primero una breve reseña biográfica (y les aseguro que no la estoy plagiando de una breve, pero excelente, biografía escrita hace ya varios años por un alumno de la tecnicatura en servicios gastronómicos que leí en la página web del Instituto).
Mignone nació en 1922 acá en Luján. Su padre, Juan Francisco Emilio Mignone, tenía el almacén Emilio Mignone y Compañía ubicado en la esquina de San Martín e Italia. Y su madre, Candelaria, era docente de la escuela Ameghino. Papá tuvo dos hermanas, Raquel y Amalia, y dos hermanos Carlos y Eduardo, todas y todos destacados en distintos ámbitos, pero con un denominador en común, haberse dedicado parcial o totalmente a la docencia. En 1950 Mignone se casa con Angélica (Chela) Sosa, también oriunda de Luján y docente, y tuvieron tres hijas y dos hijos. Yo soy el último orejón del tarro.
Luego de recibirse de la secundaria en los Maristas, estudió abogacía y fue dirigente de la Acción Católica Argentina. A los 26 años se incorpora a la función pública, cuando es nombrado en 1949 Director General de Enseñanza de la provincia de Buenos Aires durante la gobernación de Domingo Mercante, cargo que ejerció durante tres años. Entre muchas otras iniciativas, durante esta gestión se preocupó por universalizar la escuela básica, por brindar cursos de capacitación para el trabajo, por crear jardines de infantes para las clases populares y por la formación docente. De hecho, la gestión de este ministerio aprobó el primer Estatuto del Docente del país. Luego de dejar el cargo en 1952 ejerce la abogacía, la docencia, dirige un periódico Lujanense, La Voz de Luján, entre otras actividades (entre ellas continuar teniendo hijos).
Entre 1962 y 1967 trabajó para el Departamento de Becas de la Organización de Estados Americanos (OEA), con sede en Washington. Al volver a Argentina fue consultor del Consejo Nacional de Desarrollo (Conade) y luego subsedcretario de educación de la nación en 1970 y 71. Entre 1973 y 1976 fue rector organizador de la Universidad Nacional de Luján. Y a comienzos de los 90 fue uno de los creadores de la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CONEAU) de la cual fue presidente de 1995 hasta su fallecimiento en 1998. Augusto Pérez Lindo y Cayetano De Lella mencionan, en un libro que recopila los escritos de Mignone sobre educación, que “Mignone pertenece al ámbito de aquellos que en la teoría de la educación confían en las políticas públicas para mejorar la sociedad y para conseguir una educación de calidad. De ahí su interés en la legislación terciaria y universitaria, por la planificación educativa, por los sistemas de evaluación y, en suma, por las políticas institucionales.”
La actuación de Mignone en derechos humanos se inicia con el golpe de estado de 1976. Ya previo a la detención y desaparición de mi querida hermana Mónica, Mignone había comenzado a ocuparse como abogado de pedidos de familiares de personas detenidas o detenida desaparecidas. Pero a mediados de mayo, con el secuestro de Mónica y sus compañeros, intensifica inmensamente su actuación. Ingresa a la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos, apoya la creación de las Madres de Plaza de Mayo, y es uno de los creadores en 1979 del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), del que fue presidente hasta 1998. En todo este accionar, mi madre Chela fue igualmente activa. De hecho, Chela fue del grupo fundador de las Madres de Plaza de Mayo y cofundadora del CELS.
Mignone, entre medio de estas actividades, escribió casi una docena de libros sobre educación, derechos humanos, etcétera, así como cientos de artículos. De hecho, uno de mis recuerdos imborrables a nivel familiar, era escuchar a las 5 de la mañana entre sueños, el tipear de su máquina de escribir, ya que él aprovechaba esas horas de tranquilidad para poder concentrarse en escrituras pendientes. Como niño y adolescente, ese sonido de las teclas de la máquina era para mí un sonido de acogimiento y seguridad en el hogar. En verdad esa es parte de mi nostalgia. Pero pragmático como era Mignone, ni bien aparecieron las computadores personales con procesadoras de palabras, no dudó de empezar a utilizarlas a mediados de los 80. Como signo de su pragmatismo, ni bien comenzaron los correos electrónicos, rápidamente empezó a utilizarlos. Tengo ahora dudas contradictorias de qué hubiera hecho con blogs, twitter, facebook, youtube, whatsapp y demás…
En síntesis, Mignone fue (sin ningún orden en particular) abogado, funcionario público, dirigente católico influido por la doctrina social de la Iglesia, político, autor, docente, investigador, dirigente del movimiento de derechos humanos. Pero, para ser equitativo también debo mencionar que era malo para el canto y los deportes…qué irónico teniendo el Instituto profesorado en Educación Física.
Reflexionando sobre su actuación y sobre el aniversario del Instituto, estoy seguro que Mignone estaría sumamente honrado que el Instituto lleve su nombre. Lo digo porque de alguna manera el Instituto Mignone representa en la práctica aspectos centrales de su visión de la educación, así como de su accionar en la vida. Permítanme que lo explique incursionando en algunas breves nociones filosóficas.
Aristóteles planteaba tres tipos o tradiciones del conocimiento: episteme, tecné, y phronésis.
Episteme se puede entender en su sentido clásico, como ciencia o conocimiento científico. Basada en analítica racional, supone el desarrollo al nivel de teorías y conocimientos generalizables. Por ejemplo, el término contemporáneo epistemología deriva de esta tradición del conocimiento.
Tecné, en cambio, se refiere a la aplicación de una habilidad. Es pragmático, dependiente del contexto, orientado a cierta producción, basado en racionalidad instrumental práctica. Es el conocimiento del cómo hacer. Los términos contemporáneos como tecnología y técnica derivan de esta tradición del conocimiento.
Menos utilizado en la actualidad es la tercera noción aristotélica, la de phronésis.
La phronésis está ligada al conocimiento pragmático, dependiente del contexto, orientado a la acción. Su sustento es ser una racionalidad práctica pero basada en valores. En textos antiguos era conocida como sabiduría práctica, relacionado con el por qué se decide actuar de alguna manera en lugar de otra. Lamentablemente no tenemos una terminología actual que capte esta tradición del conocimiento.
Artistóteles consideraba que la phronésis combina el entendimiento con la virtud, la virtud entendida como pensamiento ético. Por eso podemos pensarla tanto como una virtud como una destreza cognitiva. Aristóteles explicaba que phronésis tiene que ver con el buen ejemplo, con conocimiento que depende del contexto y sirve de guía para las acciones, para encontrar soluciones que son buenas para los humanos (yo agregaría, que son buenas también para el planeta). Contemporáneamente, Flyvberg, autor y planificador urbano Danés, elabora este concepto y plantea que la phronésis nos indica la acción correcta en situaciones particulares. Acción correcta entendida como inteligente, efectiva y buena.
Recordé la noción de phronésis cuando Hilda Sábato, en el prólogo a la biografía que escribió del Carril, dice lo siguiente: “No fue Mignone esencialmente un pensador, sino una persona de acción. Como hombre que privilegió el hacer, ante cada una de las turbulencias políticas argentinas que le tocó vivir eligió barricadas y formas de intervención diferentes.”
El Instituto Mignone tiene tecnicaturas y ese aspecto está muy vinculado a cómo Mignone se veía a sí mismo. En muchos de sus ámbitos y labores, ser refería a sí mismo como técnico, cosa que valoraba profundamente.
Pero el Instituto obviamente dentro de los currículos aborda áreas epistémicas, fundamentales para las bases de lo técnico. Pero volviendo a lo que planteaba Aristóteles, y contemporáneamente Flyjberg, no me cabe duda que el Instituto también está formando a sus estudiantes también en la phronésis.
Los Indígenas Mayas creen que las personas nacen con un espíritu único que conlleva la esencia de la finalidad de su vida. Interesantemente, los Mayas también aplican esta creencia a las organizaciones e instituciones, y por eso cada año realizan rituales para corregir desarreglos que puedan existir entre la marcha de sus instituciones y su esencia. Para concluir, esta creencia Maya me hace pensar que a nivel profundo denominarse Instituto Emilio Fermín Mignone es fiel a la esencia de esta institución educativa Lujanense.
Muchas gracias.
11 de mayo de 2022
A la Familia Mignone le debo mucho. Es gracias a haberlos conocido que me encaminé en los Derechos Humanos. Fuí el primero en llegar a casa de Emilio Mignone el día de la detención-desaparición de Mónica y sus amigos. Estuve también en su casa el día en que detienen a Emilio y demás dirigentes del CELS.
Es gracias a Emilio que conocí a Augusto Conte y colaboré en su campaña electoral de 1983.
Emilio habla con con Augusto para que me nombre en planta permanente de la Cámara de Diputados de la Nación. Es así que soy el único que entra en enero de 1984.
Emilio también me presenta a Fabián Salvioli, entonces directivo de Amnistía Internacional Argentina, quien me recomienda para hacer un curso de capacitación en Derechos Humanos en el Instituto Internacional de Derechos Humanos, con sede en Estrasburgo, Francia (del cual actualmente soy miembro).
En otras palabras, gracias a mi vínculo con los Mignone encontré una causa (los Derechos Humanos) por la cual luchar.
También, por ser hijo único, encontré una familia que me acogió con tanto cariño.
Es lo que sigo comprobando todos los días.